Feliz cumple, maestro. Gracias por su magia literaria. No me atrevo a llamarlo Gabo por un simple motivo. Leí y quedé cautivado por casi toda su obra. Sin embargo, le debo ser sincero: jamás pude terminar --y vaya si lo intenté-- sus "Cien años de soledad". Sé que se trata de algo parecido a una blasfemia. ¿Pero qué puedo hacer? Tal vez, prometerle que no voy a claudicar...
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