10/1/07

¿Nadie se muere en la víspera? (...)

No le tengo miedo a la muerte. Creo que es una pérdida de tiempo dilapidar horas de terapia para intentar resolver algo que no tiene solución. A lo que le tengo terror (y me tiemblan los dedos al teclear estas líneas) es que la señora parca llegue en un momento poco indicado. Ojo, no pretendo que me mande un telegrama de aviso... ¿Sería mucho pedir? Tampoco quiero ser protagonista de algo así como “El cielo puede esperar”. Nada que ver. Eso sólo sucede en las películas (especialmente, en las muy malas). Lo que quiero decir es que el dicho que reza que “nadie se muere en la víspera” es tan falso como que “el dos a cero es el peor resultado”.
Ocurre, amigos, que no quiero perderme un montón de acontecimientos que considero, a mi modesto entender, que aún debo vivir... Y no voy a caer en situaciones tan banales como el deseo irrefrenable de ser testigo de cuerpo presente (y vivo) de una vuelta olímpica de Banfield... Aunque no estaría nada mal, ¿no?
Hoy la premisa, la zanahoria que persigo tal burro muerto de hambre, es dejar una marca (sin pegarle una paliza, obvio) en la preciosa Catalina.
Mi abuela me juraba y perjuraba que siempre estaría a mi lado. Que una vez que muriera, iba a estar mirándome desde una estrella. Y me exigía que la buscara por ahí las noches que la necesitara. Yo le decía que le creía... Desautorizarla habría sido muy descortés de mi parte. Por las dudas, algunas madrugadas mezcladas con la desesperanza, la busqué... Y no la encontré. Si hubiese sucedido lo contrario, tendría escritos un par de libros y hasta podría estar apagando la luz con Víctor Sueiro. Ojo, ya sabía que no era verdad. Sabía que se trataba de una metáfora. Ella no está desde hace rato. Pero su recuerdo está vivito y coleando. Mi abuela, sabia por vieja, logró su cometido.
¿A qué voy con esta anécdota sensiblera? Justamente, a que si me vienen a buscar ahora para ponerme en un traje de madera (que no sea muy caro, se va a pudrir al rato como su dueño), Cata apenas sabrá, por fotos y comentarios, que su padre era un gordo con barba (les aviso que no soy ni quiero ser Papá Noel; tal vez sí Bud Spencer). Nada más. Ni siquiera tienen grandes hazañas para contarle sobre mi vida. Por ejemplo, la única vez que me salió una chilena, la bola pegó en el travesaño. Sí, perdedor absoluto. A excepción de ella, no hice nada importante en estos 30 años y monedas...
¿Las asignaturas pendientes?
Quiero verla gatear... Y no por las calles (malpensados abstenerse), sino por el piso.
Quiero oír sus primeras palabras. La verdad, no me importa que no sea papá. Y que con esas palabras arme frases ocurrentes dignas de ser publicadas en la revista Viva. Ojo, ni muerto las mandaría. Que me haga reír mucho. Y llorar muy poquitito, si es posible que siempre sea de emoción.
Quiero que camine y que corretee (sin tirar artefactos de valor y sin golpearse demasiado fuerte).
También quiero que me haga sus primeros planteos... Pero que al final siempre me haga caso.
Y, sobre todo, deseo con fervor que se dé cuenta de que estoy a años luz de ser el padre perfecto... Aunque en el fondo esté absolutamente convencida de que soy el mejor de todos.
En definitiva, quiero ver crecer a Catalina. Y que yo me entere de todo eso. Me conformo con llegar a vivir hasta el día en que traiga por primera vez a su novio (o novia, ¿por qué no?). Quiero, por lo menos alguna vez, clavar una mirada llena de odio que amedrente por un rato al fulano/a que le toque en suerte.
También quiero otras cosas. Hay sonrisas que no me quiero perder. Aventuras y desventuras que tengo pendientes. Palabras que quiero decir. Ideas que andan con ganas de ser textos. La lista es larga. Pero, al fin y al cabo, no son tan prioritarias como Cata.
Por eso no me interesa en lo más mínimo morirme en la víspera. Avísenle a quien corresponda...
Eso sí, amigos, recibo con los brazos abiertos cualquier dos a cero a favor. Sólo en ese caso acepto de antemano el peor resultado.

7 comentarios:

Moises Viacava dijo...

delicioso el texto escrito, me hace pensar que hay tantas cosas buenas por las que vivir o esperar hacerlo... necesitaba un soplo de optimismo... gracias
Moises

Anónimo dijo...

una cagada tu comentario sobre la vispera en especial tu anhelo por banfield campeón, esos tipos ya estan muertos por lo que jamas van a ser campeones. chau pendejo

... dijo...

Gracias Ramses II por no entender el sentido del texto. Es lógico que los intolerantes no comprendan otras miradas y se valgan de agresiones o insultos para sentirse superiores o importantes. Chau...

Anónimo dijo...

Me parecio fantastico lo que escribiste
Encontre tu blog por casualidad,
estaba en google buscando algo sobre
"nadie se muere en la vispera" porque ayer mi papa me traumo con esa frase :P
Saludos y muchos exitos!!!

Amaro dijo...

me podrias explicar el sentido de la frase?

Unknown dijo...

Excelente escrito amigo, hoy me puse a pensar sobre la vida y llegue a la conclusión que no me gustaria morir ni ver morir a los mio, siempre ori por ellos y mira la frase Completa según mi madre: dice "uno no se muere en la vispera, sino el día" gracias amigo

Unknown dijo...

Excelente escrito amigo, hoy me puse a pensar sobre la vida y llegue a la conclusión que no me gustaria morir ni ver morir a los mio, siempre ori por ellos y mira la frase Completa según mi madre: dice "uno no se muere en la vispera, sino el día" gracias amigo