30/12/07

Mirada (...)

Es una mirada. Le sirve para ver. También para decir. Pero no le alcanza. Y tiene todo su derecho a exigir más. Envuelto en un silencio involuntario, atado por el maldito infortunio, las infinitas preguntas sin respuesta son una tortuosa compañía. Sólo desea ser algo más que una mirada. Eso es todo lo que quiere. No pide demasiado. Apenas volver a ser.

17/12/07

Vademécum para enamorados (...)

Estar enamorado va mucho más lejos que una simple y fría definición de diccionario. Implica convencerse de que los defectos, incluso los peores, son virtudes. Significa concebir los retos como caricias. Se traduce en asentir ideas alocadas y calificarlas de brillantes. Casi que obliga a dejar de hacer para uno para brindarse completamente al servicio del otro. Aturde la capacidad de raciocinio. Altera los sentidos. Incendia cerebros. Confunde sensaciones. Modifica reacciones. Y empuja a un borroso segundo plano cualquier compromiso contraído.
El enamoramiento, más allá de todos estos síntomas y manifestaciones, rquiere una condición fundamental: debe ser recíproco. La unilateralidad sólo conduce hacia la enfermedad. La correspondencia tiene que ser matemáticamente biunívoca. Aclaración: también, sin reparar en promesas vinculadas con la eternidad, tiene fecha de vencimiento.
¿Cómo darse cuenta? Sencillo. Los defectos pasan a ser maldiciones diabólicas. Los retos lastiman y dejan cicatrices. Las ideas alocadas toman forma de delirios. El otro se convierte en un lastre imposible de cargar. La razón y los sentidos retoman su funcionamiento normal. Lo mismo para las sensaciones y las reacciones. Sólo se repiten dos indicios. Los cerebros necesitan con urgencia un matafuegos. Y los compromisos anteriores pasan a un plano difuso.
Por favor, ante cualquier duda consulte a su médico...

15/12/07

¿Demasiado tarde? (...)

El hombre intenta reparar con sus manos lo que hace un tiempo rompió definitivamente con su mente. Sus movimientos son torpes. Se siente distinto. Está agotado. Y también escaso de reflejos para resolver una nueva encrucijada. Sabe que cada una de sus acciones no tiene retorno. Sin embargo, más allá de las tentadoras distracciones, mantiene una idea fija. Desea reconstruir aquella escenografía que le deparó una felicidad enorme. Nada más espera que no sea demasiado tarde.

Evidente (...)

Crece la preocupación. También ese molesto nudo que por momentos impide que el aire entre y salga con normalidad. Las escenas se repiten. Y el producto de la erosión comienza a hacerse evidente. Unos pocos segundos de conjunción intentan maquillar el desgaste. La fractura es una posibilidad latente.

13/12/07

No quería (...)

Como si se tratara de un castigo, un correctivo para intentar enmendar su error, puso su cabeza debajo del potente chorro de agua que salía de la ducha. Intentó dejar de respirar. Pero segundos después se dio cuenta de que uno no tiene potestad para frenar en forma voluntaria un acto reflejo. No podía volver atrás. Pero tampoco deseaba avanzar. Era irremediable. El hombre no quería enamorarse otra vez. Pero ya lo había hecho. A destiempo.

12/12/07

Fórmula (...)

No tiene nada de secreto. Es evidente. Pero nadie se dio cuenta. Ni siquiera nosotros. Sobran las palabras. Abundan los misterios. No sé cuán lejos se puede llegar. Tampoco cuál sera el destino final. Unidos o separados. Dominados o no. Las distancias, hoy, se hicieron largas. Demasiado. Se hace difícil estar cerca. Casi imposible. Sólo habrá que descubrir la fórmula. Para estar mejor. Para no seguir cayendo en las profundidades del desamor.

11/12/07

Ataque (...)

Un nudo de angustia. Ardor. Sudor frío. Falta de aire. Desesperación. Latidos acelerados. De un lado a otro, recorría sin querer un círculo vicioso. La salida parecía estar muy lejos. Miraba hacia su alrededor y sólo veía paredes. Su pecho estaba a punto de explotar. Su cabeza también... Hasta que una puerta, casi mágicamente, se abrió. No perdió tiempo. No podía perderlo. Y se escapó. Como pudo. Tratando de no dejar nada en el camino. Con los ojos humedecidos e hinchados, el hombre tuvo el valor de mirar hacia atrás. El nudo se había aflojado. Casi que había desaparecido, al igual que el ardor y el sudor frío. La desesperación sólo era un mal recuerdo. El corazón ya no iba al galope. Había sido un susto grande. Un llamado de atención.

7/12/07

Siete actos (...)

Escena 1 - El, siempre listo para enredarse, se enamoró.

-¿Sabés por qué organicé todo esto?
-Ni idea.
-Porque quiero estar un rato más con vos. Yo soy capaz de hacer cualquier cosa por vos.
-¿En serio?
-Sí, en serio.

Escena 2 - No sé qué quiero.

-Es raro porque hace rato que no me pasa algo así. No dejo de pensar en vos. Vivo con ganas de llamarte por teléfono. Me muero por saber qué estás haciendo.
- ...
-No sé qué pensás. Pero yo estoy un poco más aliviado.
-¿Y qué querés que hagamos?
-No sé. ¿Qué podemos hacer? Dame un beso.
-No... Acá no podemos.
-Pero no puedo más.
-Mejor me voy.
-Quedate.
-Es muy tarde. Hasta mañana.
-Pará...
-Chau.

Escena 3 - No sé qué querés.

-Hola.
-...
-¿Qué te pasa?
- Estoy cansada de que me preguntes qué me pasa. ¿Quién te crees que sos?
-Nadie. No me creo nadie. Sólo me preocupo por vos. Porque te quiero. Y quiero que estés bien.
-Estoy cansada. Nada más.
-¿Por qué?
-Me aburrís. Dejame tranquila.
-Pero... Contame qué te pasa. Dale.
-Dejame tranquila. Te lo pido por Dios.
-Bueno... Perdón, no te quería molestar.
-Siempre terminás pidiendo perdón. ¿No te podés dar cuenta solo?

Escena 4 - Está todo bien.

-¿Cómo estás?
-Bien, ¿vos?
-Mejor. Te pido perdón.
-No hace falta.
-Te extrañé.
-Yo también.
-Te quiero mucho.
-Yo también.

Escena 5 - Está todo mal.

-Estoy cansada. Necesito descansar.
-Entonces, descansá.
-Pero no es fácil. Ponete en mi lugar.
-Tenés que intentar hacer cosas que te hagan bien y dejar de hacer cosas que te hacen mal.
-Es muy fácil decirlo.
-Tenés razón. Nunca me voy a poder poner en tu lugar.

Escena 6 - El, siempre listo para enredarse, se cansó.

-Hola...
-...
-¿Qué te pasa? ¿Por qué estás enojada?
-No me pasa nada. Yo nunca estoy enojada.
-Lo bien que hacés.
-...
-Chau.
-...

Escena 7 - Se acabó.

-...
-...

Silencios (...)

Algunos sostienen que es saludable. Es cierto. Porque generalmente ofrece tranquilidad. Sirve para tomar aire y también grandes decisiones. Pero hay distintos tipos de silencios. En ocasiones, puede llevar a pensar en exceso y resultar altamente contraproducente. Es, en ese caso, sinónimo de soledad. Entonces, se asocia casi sin vacilar con la angustia. Y hace doler. Agobia. También puede funcionar como un modo de desprecio. Ahí, el silencio lastima. Hiere.