31/7/07

Disparador (...)

¡Qué suerte que tiene este tipo que hace lo que se le da la gana! La reflexión superficial surgió casi como un reflejo tras leer un reportaje a un afamado artista. Enseguida, con una respuesta propia del conductismo, Joaquín se llenó con una enorme imagen de felicidad al pensar lo bien que se sentiría si hiciera sólo lo que desea... Pero el efecto alucinógeno duró unos pocos segundos. El alivio se transformó en agobio. Acababa de darse cuenta de que no tenía identificado qué era lo que quería. Y se preocupó. Mucho. Tanto es así que tomó la determinación de encontrarle una solución al dilema. Así, apresuradamente, llegó a la conclusión de que lo único que tenía en claro era que sabía lo que no quería. Pero eso, lamentablemente, no alcanzaba para descubrir cuáles eran sus reales ambiciones. Apenas las delimitaba. Dejar de hacer algo que no gusta, no implica directamente hacer lo que a uno le causa placer y satisfacción. Empecinarse en criticar modelos antipáticos es una tarea tan cómoda como improductiva. Después de caminar en círculo por años, tomó conciencia de que era un pequeño engranaje perdido en el gigantesco mecanismo de la nada. Ese tipo de la entrevista que disparó un frenético debate interno no tiene nada de suerte. El forjó su destino con sudor, talento e ingenio. Ahora, de una vez por todas, Joaquín decidió ser un nombre propio. Simplemente para algún día hacer lo que se le dé la gana.

27/7/07

Quién (...)

¿Quién da? ¿Quién no da? ¿Quién hace? ¿Quién no hace? ¿Quién está? ¿Quién no está? ¿Quién quiere? ¿Quién no quiere? Preguntas. Demasiadas. Lo curioso es que las respuestas, en este caso, no son necesarias. No son útiles. La búsqueda de un culpable o un responsable sólo sirve para avivar el fuego. Cuando se trata de un juego de dos, los errores siempre son plurales.

25/7/07

Fuga (...)

No importa dónde esté. Tampoco cuándo. En plena vorágine diaria, de repente, casi sin proponérmelo, me voy. Desaparezco. Por suerte, nadie se entera. Los demás, también en la lucha, me ven. Creen que estoy trabajando. O haciendo cualquier otra cosa. Sin embargo, sólo les dejo mi envase. Mi cabeza viaja. Se escapa del agobio. Se fuga. Le alcanza con visualizar una imagen para llegar a un lugar placentero. Treinta segundos. Un minuto. Tal vez, un ratito más. Parece poco. Es suficiente. Lo ideal sería que alguna vez el cuerpo se sume a la excursión. No estaría nada mal...

24/7/07

Imperativo (...)

Del otro lado, curiosamente, cada una de las oraciones está formada con verbos en modo imperativo...
Hay dos alternativas.
El receptor puede ser un vago, un inútil.
Quizá.
¿O será que el emisor es un dictador en potencia?

23/7/07

Inflexión (...)

La cabeza no para. Y el inconsciente no se hace el gil. Avisa. Deja marcas en el cuerpo. Lo desgasta. No queda otra que cambiar de actitud. Hay que demorar la erosión. Sobre todo si parte de la autodestrucción. La idea es capitalizar la energía. Para volver a disfrutar. Para sentir otra vez placer. Basta de retracción. Basta. Punto final para las quejas sin sentido. Resultan inconducentes. Lo mismo corre para el dolor y las broncas constantes.
Llegó el tiempo de construir. Demoler paredes si es necesario.
Y volver a construir.

Ilustración: "Invierno en París", de Emilio Pettoruti (1955)

19/7/07

Número redondo III (...)

"¡Qué lo parió!", diría Mendieta, el perro hablador del renegáu Inodoro Pereyra. Justo hoy, un día de mielda (tenía razón el Maestro al respecto: la ere le da muchísima más fuerza a la palabra mierda), el blog llegó y superó las 10.000 visitas. Mi ombligo y el de (...) están extasiados.
Las bondades del contador --gracias Lord Henry por presentármelo-- me permiten saber cómo desembarcó tanta gente en este sitio perdido en la red. Sobre las últimas 500 entradas, me encontré con que el 11 por ciento se acercó googleando la palabra "angustia". Lo sigue el término "eufemismo" con un 8 por ciento, "síndrome de abstinencia" y "calentamiento global" comparten tercer escalón del podio con un 4% e "incertidumbre" cierra el quinteto inicial con un 3,5. El top ten se completa con "explícito", "frustraciones", "Juan Sasturain", "receta para llorar Julio Cortázar" y "distracción".

Conclusión apresurada bajo la óptica de los puntos suspensivos: hay mucha gente que está triste y que no sabe cómo decirlo. Se preocupa, entre otras cosas, por problemas propios, pero también tiene espíritu colectivo y desea desentrañar qué será de la humanidad. Todo eso redunda en un enorme signo de interrogación. Estimo que muchos han pasado por el consultorio médico y se han enterado de que sufren gastritis como uno que yo conozco.

PD1: La muerte del gran Fontanarrosa disparó las visitas. Hoy recibí más de 180 luego de conocerse la noticia. En realidad, el promedio, con suerte, llega a las 60 por día. Una muestra pequeña de la grandeza del genio rosarino.
PD2: Hay gente que sigue buscando "porongas grandes" y llega a este blog. Ya les dije: acá no hay...
PD3: Gracias por venir.

Con respeto y devoción (...)

Se hace difícil escribir sobre alguien que despertaba una profunda admiración como Roberto Fontanarrosa. Resulta muy complicado hacerlo de la mejor manera y sin caer en lugares comunes. Sobre todo porque en este instante de dolor por su muerte muchos emprenden la misma tarea y buscan tributar al Negro con un texto que logre estar a su altura y pintarlo de cuerpo entero. La misión sería imposible.
Porque el genial rosarino marcó un quiebre en la cultura argentina. Derribó bronces y, aunque muchos no tengan el valor de reconocerlo, se ganó un lugar en la elite de la literatura. Tras su ingreso al mundo de las artes por el patio de atrás --a través de sus inolvidables e inoxidables tiras humorísticas--, Fontanarrosa incursionó en las letras y causó una revolución. Y aquí no hay una santificación post mortem. Todo lo contrario.
Su prolífica obra, con doce libros de cuentos y tres novelas, pone en evidencia la posibilidad de entender que la literatura es apta para todo público. No es necesario ser erudito, seleccionar términos difíciles, construir oraciones con figuras retorcidas y recursos literarios suntuosos, para contar una historia magnífica. Fontanarrosa, tal vez tras los pasos de Roberto Arlt y Osvaldo Soriano, logró llevar definitivamente a las letras al llano y, vaya paradoja, con mucha altura. Casi siempre explotando la difícil veta de hacer reír. Porque, se sabe, muchos pueden hacer llorar con facilidad.
Leer los cuentos y novelas de Fontanarrosa es como sentarse en una mesa de un café a escuchar al más hábil de los narradores, capaz de animar relatos con la mágica combinación de simpleza y precisión. Historias posibles de personajes oscuros o marginales. Hazañas y grandes fracasos vinculados al mundo del fútbol. Ficciones irreverentes. Parodias de notables personajes de la historia. Con su prosa, el Negro fotografió y caricaturizó la argentinidad. Siempre al borde del absurdo, con la sutileza para no derrapar jamás. Con las palabras adecuadas, sin reparar en si son buenas o malas, palabritas o palabrotas. Así, Fontanarrosa transitó por ese camino como nadie lo había hecho. Y dejó una huella enorme.

*Publicado en la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión

Gracias por todo (...)


12/7/07

Dos preguntas (...)

¿Qué hacer cuando no se sabe qué hacer?
¿Qué decir cuando no se sabe qué decir?

... Pero cuesta mucho.

9/7/07

Escepticismo bajo cero (...)

Dice La Nación.com:
"Una rareza. Tanto, que hasta el Servicio Meteorológico Nacional dudó en anunciarlo: nevó en Buenos Aires. Por primera vez en casi un siglo los porteños vieron caer nieve en la ciudad y, por supuesto, muchos salieron a las calles a festejar".
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Dice Clarín.com:
"En algunos barrios porteños y en ciudades del conurbano se vieron familias que disfrutaban del fenómeno climático, a pesar del frío. Los grupos más grandes se registraron en Lomas de Zamora y Devoto".
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Dice (...)
Todo bien. Es inédito. Histórico. Tal vez, irrepetible en nuestras vidas... Pero no se dan cuenta de que, al fin y al cabo, la nieve es lluvia helada. ¿Acaso la gente no se queja cuando llueve y trata de buscar protección para evitar mojarse? ¿Es para salir a la calle y quedarse una hora festejando? ¿Sirve de algo jactarse de eso?
Sí... Escepticismo bajo cero.

*Fotos: Clarín / Laura Lotti-La Nación

Evasión (...)

No hace falta decir para decir. Es que muchas veces se puede hablar sin hablar. Y hasta se escucha sin escuchar. Es una alternativa para tomar aire. Para poder respirar. Para alejarse y tomar distancia. Omitir. Evadir. Estar sin estar. Eso sí: en algún momento hay que volver. No queda otra. Para decir, hablar, escuchar. Y estar.

El tiempo no para (Cazuza-Brandão)

Cansado de correr en la dirección contraria
sin podio de llegar y mi amor me corta la cara
porque soy sólo un hombre mas,
pero si pensás que estoy derrotado
quiero que sepas que me la sigo jugando
porque el tiempo, el tiempo no para.

Cambio de fondo (...)

Se trata de un cambio de fondo. Violento. Sin medias tintas. Es, sin embargo, una leve modificación superficial. Tal vez, momentánea. Una paradoja. También un juego de palabras.

6/7/07

En blanco (...)


Empiezo a escribir. Me entusiasmo. Me parece que el relato está bueno. Freno. Leo. Releo. No me gustan algunas palabras. Retoco. Busco en el diccionario el término más apropiado. Vuelvo a corregir. Leo. Releo. No me agradan algunas oraciones. No tienen fuerza. Lucen inconexas. No dicen nada. Uffff. Me parece que la historia es una mierda. Otro texto mediocre con destino de papelera. Imposible de entender. Lo borro. La hoja virtual se convirtió en un bollo. El documento está nuevamente en blanco. Esta secuencia se repitió no menos de veinte veces en las últimas tres horas. Se me quema el cerebro. Respiro hondo. No sé qué me pasa. No se me ocurre nada. Pienso. Busco una explicación. Pienso. Siento un vacío terrible. También un raro malestar físico. No hay inspiración. Perdí motivación. Me siento diferente. Me falta algo muy importante.
¿Alguien me puede ayudar?

5/7/07

Angustia (...)

1. f. Aflicción, congoja, ansiedad. 2. f. Temor opresivo sin causa precisa. 3. f. Aprieto, situación apurada. 4. f. Sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal. 5. f. Dolor o sufrimiento.
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El diccionario, con toda su frialdad, abarca cada uno de los significados del término en cuestión. Sólo le falta detallar que una persona que sufre de angustia siente aflicción, congoja, ansiedad, temor opresivo sin causa precisa, aprieto, situación apurada, sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal, dolor y sufrimiento. Todo junto. Y eso que no habla del nudo en la garganta y las incontenibles ganas de llorar.


Ilustración: "Mujer ante el espejo", de Pablo Picasso (1931)

En las antípodas (...)

Si te digo hola es porque no quiero verte más. Si te pregunto cómo estás es porque no me interesa saber nada de tu vida. Si te llamo por teléfono es porque no tengo ganas de hablarte. Si te miro es porque no te soporto. Si te busco es porque no te quiero cruzar. Si te sonrío es porque me aburrís. Si te aconsejo es porque quiero que te vaya mal. Si te cuento historias es porque te quiero espantar. Si te digo que sí es un no rotundo. ¿O será al revés?

4/7/07

Diez kilómetros (...)

Diez kilómetros y no cruzaron palabras. Ni una. Lo único que se escuchaba era el insoportable ruido del ambiente. Bocinas, frenadas, motores, sirenas de ambulancias... Pero ellos no abrieron la boca. Ni para decirse hola. Tampoco para decirse chau. Apenas se saludaron con un beso en la boca cuando ella subió al auto y con otro cuando se bajó. No podían mirarse a los ojos. No pararon de llorar. Las lágrimas recorrían sus pómulos y humedecían los cuellos de sus elegantes ropas. El optó por el silencio. Suponía que se trataba de una pelea más. Una escaramuza que no afectaría la relación. Sólo había que guardar silencio y esperar que el tiempo, como muchas otras veces, curara la herida. Pero estaba equivocado. No la vio más. Jamás pudo pedirle perdón. Apenas recuerda su rostro desfigurado por el llanto. Nunca pudo decirle que tenía razón. Esos fueron los últimos diez kilómetros de un gran amor.

Ilustración: "Face of a face", de Paul Klee

2/7/07

Jugar (...)

El reglamento, implícito, jamás escrito, habla de contención y apuntalamiento. Incluye diálogo, complicidad, guiños y voces inocentemente codificadas. Existe además un sentimiento de pertenencia, basado en coincidencias, sostenido por gustos en común. Todo dentro de un marco de libertad. Porque no hay posesión. Porque no se puede ser dueño de lo ajeno. Aquí no se concibe la idea de expropiar ni la atribución de ser invasivo. Nada que tenga que ver con forzar. Aquél que lo haga, será sancionado. No podrá jugar más porque no entendió que apenas se necesita simpleza. Los enojos, los reproches, el cinismo y la histeria no son necesarios. Acá nadie juega a ganar. Es meramente lúdico.
Acá todos juegan a jugar.

Ilustración: "Arlequín", de Salvador Dalí (1927)

Nosotros (...)

Lo que no fue jamás será. Y no vale la pena perder tiempo en intentar modificarlo. El presente pasa. Y no existe la manera de frenarlo. Lo que será, en cambio, nadie lo sabe. Ni yo. Ni vos. Tampoco él, ella, ustedes ni ellos. ¿Y nosotros? ¿Acaso me olvidé de nosotros? Nosotros somos los que hacemos y deshacemos. Nosotros fuimos, somos y seremos nosotros. Siempre en plural. Incluso, en singular.

Ilustración: "Homme et femme", de Pablo Picasso (1971)

1/7/07

Distancias (...)

Está cerca, tan cerca... No hacen falta palabras. No son necesarias. Apenas silencios. No hay más preguntas. Tampoco respuestas. Una caricia, algo parecido a un beso, miradas, gestos. La conoce de memoria. Pero ya ni siquiera se acuerda cómo es.
Está lejos, tan lejos...

Ilustración: "Park of idols", de Paul Klee (1939)