No hace falta decir para decir. Es que muchas veces se puede hablar sin hablar. Y hasta se escucha sin escuchar. Es una alternativa para tomar aire. Para poder respirar. Para alejarse y tomar distancia. Omitir. Evadir. Estar sin estar. Eso sí: en algún momento hay que volver. No queda otra. Para decir, hablar, escuchar. Y estar.
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