30/10/10

50 (...)*

Feliz cumpleaños, Diego. Por todo lo que hiciste dentro de una cancha de fútbol. Porque ahí, sin dudas, fuiste el mejor que vieron este par de ojos. Por tu zurda mágica, la que desafiaba los límites de la excelencia, la que nos permitió gritar goles extraordinarios y fundirnos en abrazos interminables que se transformaron en recuerdos imborrables en nuestras vidas. Por tu coraje, por tu enjundia. Por hacer sentir poderosos a los débiles y débiles a los poderosos. Feliz cumpleaños, Diego.
Llegaste a los 50 años en plenitud, después de hacerle increíbles e innumerables gambetas a la muerte por culpa de la maldita cocaína y todas las tentaciones que se acercaron a tu vida de rey. Disfrutás, como siempre soñaste, de tus hijas Dalma y Giannina, que te cuidan y protegen como guerreros espartanos. Que te regalaron un nieto que te sorprende y te deslumbra. Eso habla muy bien de vos. Te permitís soñar. Y eso también está bueno. Feliz cumpleaños, Diego.
Seguís defendiendo con pasión excesiva tus convicciones. Sos capaz de inmolarte por un amigo, incluso cuando sabés que el tipo está equivocado y termines manchando la pelota o dejando escapar a la tortuga. Seguís teniendo gestos nobles como ponerte al servicio de las necesidades del Negro Cáceres y ofrecer el hombro para el dolor de una familia y de un pueblo. Feliz cumpleaños, Diego.
En los últimos tiempos, aunque te cueste aceptarlo, te diste cuenta de que toda tu sabiduría como futbolista es difícil de ser aplicada como director técnico. Tu equipo, porque la Selección es tu equipo, chocó a 200 kilómetros por hora contra un frontón en el Mundial de Sudáfrica. Sin cinturón de seguridad ni airbags. Y quedó en evidencia que Maradona es, apenas y nada menos, el sinónimo ideal de mejor jugador y no el de mejor entrenador. Porque fuiste un DT que, curiosamente, jamás habló de contenidos futbolísticos. Porque seguís sosteniendo que hiciste un gran trabajo y la realidad indique que no supiste explotar una materia prima de excelente calidad. Aunque te enojes por las críticas y no aceptes ni el más mínimo de los reproches. Aunque te sientas víctima de una mentira y de una traición, y seguramente tengas razón. Feliz cumpleaños, Diego.
Mientras algunos intentan rotularte -en forma equivocada- como la síntesis del ser argentino, vos día a día te encargás de demostrar que sos solamente uno más de estas tierras. Acertás y te equivocás. Decís y te contradecís. Disfrutás y sufrís. Reís y llorás. Hablás y callás. Mostrás y escondés. Crecés y envejecés. Nada más lejano a un dios. Nada más cercano a un mortal. Aunque suene blasfemo y tus feligreses se enfaden por estas palabras. Aunque suene profano y tu corte de alcahuetes de turno te quiera hacer creer que todo lo que hacés y decís siempre está perfecto. Feliz cumpleaños, Diego. Felices 50, Maestro.