La dispersión hace estragos. Estoy acá, sentado frente a la computadora, con la vista clavada en el monitor, las dos manos sobre el teclado y con incontenibles ganas de armar una historia. Una buena historia. De repente, siento que estoy en otro lugar, muy lejos de la oscuridad de mi estudio, conectado con otra terminal y enfocado en armar una historia distinta. Otra buena historia. Pero distinta. Ahora no sé dónde estoy. Les advertí: la dispersión hace estragos.
1 comentario:
Estás en el gran taller, chango, desarmando un par de historias.
Publicar un comentario