7/5/07

Licencia personal no poética (...)

El diccionario de la Real Academia Española asegura que "servir", entre varias acepciones, significa "estar al servicio de alguien" o bien "estar sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone". Yendo al caracú de la cuestión e intentando desentrañar la problemática de la jornada, el más grosso de los mataburros de la lengua que tan bien manejó Jorge Luis Borges dice que "servicio" es la "acción y efecto de servir".
¿A qué viene todo esto? La empresa de servicios que me provee de televisión por cable e internet dejó definitivamente de
"estar sujeta a mí por cualquier motivo haciendo lo que yo quiero o dispongo". Hace --exactamente-- todo lo contrario.
Sé que estoy lejos de realizar un descubrimiento revolucionario, pero horas atrás asumí que no funciona como servicio, pese a que nominalmente lo sigue siendo. En realidad, se trata de un vínculo de continua y profunda explotación. No sólo ofrece un producto cada vez peor, sino que toma decisiones unilaterales y poco serviciales con el único fin de llenar sus arcas y perjudicar sistemáticamente a sus clientes.
Un dato para completar la paradoja del servicio que no sirve: la empresa en cuestión forma parte del mismo holding para el que trabajo. Es decir, el imbécil (o sea yo) no sólo sangra por el cable...

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