9/1/09

Trampa (...)

La memoria, a menudo, me traiciona. Pero hay cosas que no puedo olvidar aunque haga fuerza para no recordarlas. Y te lo juro por quien quieras que el otro día ella estaba igual de linda que la tarde en que me enamoré de ella y decidí nunca más desenamorarme. Capaz que tenía otra ropa, es posible, pero olía igual, increíblemente bien... Y brillaba. Sí, creeme, brillaba. Necesito que me creas. Tenía un aura, un no sé qué... Bah, parecía que tenía un imán que me obligaba a mirarla. Y se lo dije, claro. No me lo podía guardar, aunque sonara cursi, aunque quedara para la mierda. Hoy estás muy bonita, le susurré al oído. Ella me sonrió. Me guiñó un ojo. Me dio un beso. Y me respondió que sabía que a mí me iba a gustar y que había planeado todo para llamar mi atención. Me sonrojé, no pude evitarlo. Le pregunté qué iba a hacer esa noche. Me contestó que tenía planeado pasarla conmigo. Había caído en su trampa. Una hermosa trampa. Fue una madrugada que tampoco podré olvidar, como aquella tarde en que me enamoré de ella y decidí nunca más desenamorarme.

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