13/1/09

Falsa contemporaneidad (...)

Después de pasar varias noches sin pegar un ojo, Gustavo creyó haber encontrado la respuesta a su gran problema. Y no se lo aguantó. Era tarde, pero igual buscó el teléfono y llamó a Paula.

-Hola, Pau
-¿Quién habla?
-Gustavo. ¿Estás bien?
-Sí. Me había quedado dormida, pero... ¿Qué te pasa?
-Te quería contar algo, pero si estás durmiendo, no...
-Boludo, ya me despertaste. Ahora me lo contás.
-Bueno... Después de mucho pensarlo llegué a la conclusión de que nuestro principal problema es la contemporaneidad tardía.
-¿Qué me querés decir con eso? ¿Estás borracho?
-No, nena, estoy totalmente sobrio.
-No te entiendo.
-A ver. Es simple: vivimos al mismo tiempo, tenemos un montón de cosas en común, pero nos conocimos demasiado tarde.
-Estás completamente loco. ¿Para eso me llamaste?
-Sí, es una teoría brillante. Explica todo.
-A ver: ¿y los que dicen que nunca es demasiado tarde?
-En este caso sí. Está claro. Lo nuestro sería algo así como construir una falsa contemporaneidad. ¿Para qué?
-Me das un poco de miedo.
-Tenés razón. No me hagas caso... Chau, nos vemos.
-Chau.

1 comentario:

Carla Irupé dijo...

Que loco. Creo que jamás se me hubiese ocurrido explicarlo de esa forma. A veces como que sentís que tendría que haber sido en otro momento....


Besos.