16/3/08

A ciegas (...)

Poco a poco, sin demasiado margen para el ocio, el hombre intenta volver. Se acomoda. Procura conocer cada uno de los nuevos rincones de su viejo hogar. Aún queda mucho por ordenar. Demasiadas tareas por delante. Una de ellas, por ejemplo, es acertar a ciegas el interruptor que corresponde a la luz que uno pretende encender. Parece sencillo. No lo es... La oscuridad no es propia de los iluminados.

No hay comentarios.: