11/2/07

El dilema de Eliseo (…)

La situación se repite hasta el hartazgo en los sueños: el sendero se bifurca.
El problema es que Eliseo no imagina hacia dónde va.
Ni siquiera lo sabe.
Sólo desea llegar a algún lugar donde exista algo semejante a la felicidad.
Entonces, sencillamente, comenzó caminar.
Tras recorrer un largo pasadizo, Eliseo se encontró con dos alternativas a seguir.
No sabe qué hacer.
Tiene que elegir.
La correcta o la incorrecta.
No puede quedarse paralizado ante la disyuntiva.
Y debe decidir por sí solo.
Nadie lo puede ayudar.
Una vez que opte por una de las dos arterias no habrá chance de marcha atrás.
Y esa situación de irreversibilidad lo pone en aprietos.
Lo hace transpirar.
Presiente que va a fracasar.
Nunca fue bueno para elegir.
Aunque, siendo un poco más misericordioso, tampoco resulta necesario ser tan terminante.
Es posible que las dos opciones tengan un final feliz.
No siempre hay que caer en los opuestos.
Existen los grises.
Los grises claros.
Y los grises oscuros.
No todo, como quieren hacerle creer, es blanco y negro.
¿Qué hará Eliseo?
¿Es apenas un sueño?

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