4/10/25

Minucho (...)

 "Vos andá... Pero antes de hacer algo, siempre contá hasta diez". Cada vez que salía a la noche con mis amigos, Minucho me decía invariablemente esa frase. Sabía que yo tenía mecha corta, que solía enojarme fácil por cualquier pelotudez, y que el simple hecho de tomarse un tiempito antes de tomar una decisión evitaría un posible problema o un eventual arrepentimiento. El consejo, tal vez producto de sus temores, sirvió para avanzar hasta acá. Y ahora, que acaba de irse, servirá para llegar hasta donde toque llegar.

Minucho fue el hombre más inteligente y generoso que conocí en mi vida. Eso no significa que fuera infalible. Obvio, también se equivocaba. Pero casi siempre que lo hacía era porque, en el fondo, había otra intención: proteger a los suyos, apuntalar a los suyos. Por eso, los suyos nunca vamos a olvidar todo lo que hizo por nosotros. Porque era, esencialmente, un buen tipo. Tan noble fue que casi siempre escondía sus problemas, y esos problemas los pagó con su cuerpo: un cáncer a los 60, una hemorragia intestinal a los 72 y una infección, a los 79, que lo ató a su casa, la casa de toda su vida, de donde nunca se quiso ir. A todos les ganó. O les empató. Hasta este último golpazo que, a los 86, lo agarró con la guardia baja y con el cuerpo cansado.

Ya había hecho todo lo que tenía que hacer Minucho. Se fue sin deberle nada a nadie. Todo lo contrario: a él le debemos todo. Fue un guerrero desde chico, cuando sobrellevó la muerte de su hermanita y se convirtió en el soporte de Sola y Frans. Porque ese guerrero más tarde fue el héroe de su mujer, sus hijos y nietos, su última debilidad... Infidencia (otra): me encantaba verle la cara de felicidad y la luz en los ojos cuando Cata y Manu lo iban a visitar.

Minucho, eso sí, fue un héroe muy diferente al de las películas o los cómics. No tenía capa, no tenía músculos forjados, no usaba armas. Pero tenía dos superpoderes muy peculiares: la sabiduría y la bondad. Y eso fue lo que nos legó. Genio de la química, apasionado de la física, enamorado de la astronomía, trabajador empedernido hasta su último día de lucidez, amante de la música clásica y rey de la lógica. También debo reconocer que pensábamos casi siempre distinto a la hora de hablar de política, que lo divertía mucho -más de la cuenta- macanear -aunque todos nos dábamos cuenta, porque la quijada no lo dejaba mentir-, y también hay que reconocer que fue uno de los tipos más cabezaduras del universo.

El cuerpo dijo basta este sábado 4 de octubre de 2025. Y el final, inevitablemente triste y doloroso, fue también una síntesis perfecta de Minucho. Lo último que se le apagó fueron la cabeza y el corazón. Algo lógico si hablamos del hombre más inteligente y generoso de nuestras vidas.

5 comentarios:

Chela dijo...

Hermoso homenaje! Siempre te guiará ese hombre inteligente y bondadoso que acabás de describir. Abrazo

Anónimo dijo...

Que lindas palabras!! Abrazo grande amigo!!

Anónimo dijo...

Abrazo fuerte amigazooo

Anónimo dijo...

Hermosas palabras 💕

Anónimo dijo...

Es tal cual lo describis ! Voy a estrañar hablar de vez en cuando con el . Un tipo de derecha que me ha confesado votar a la izquierda. Abrazo grande . Siempre con una sonrisa , lucido hasta lo último.