18/10/07

Sueños (...)

La imaginación mezcla el mazo de la realidad con total libertad y entrega una mano con cartas diferentes, pero de la misma baraja. El juego nocturno altera el orden establecido. Produce una revolución en contra de la rutina. Se subleva. Y también divierte y alivia. Pero se esfuma inevitablemente con las primeras luces del amanecer y el sonido del maldito despertador. Una muerte anunciada y programada. Es el suicidio de un dulce delirio onírico.

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