Ella no me esperaba. Apenas me vio, intentó disimular su alegría. Se mostró indiferente. Actuó. Sólo para juguetear con mis sentimientos, me pidió que me fuera. Pero enseguida se sonrió y me hizo un lugar en su cama. Era tarde. Apenas cruzamos palabras. Se aferró a mi mano. Con fuerza. No la soltaba. Hasta que se durmió enredada entre mis brazos.
3 comentarios:
Siempre hacen lo mismo. Juegan con el no, hasta que todo se vuelve si...
Saludos
J.
Muy bueno el relato,romantico dría yo...
Si no volvés a escribir, Lanús va a salir campeón.
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