De repente, mientras repasaba unos viejos escritos, empecé a llorar. Enseguida, sentí la necesidad de contarlo. Supuse que una acertada combinación de palabras podría ayudarme a canalizar la pena. Pensé que el dolor redundaría en inspiración. Pero estaba equivocado. No tenía energías para seguir llorando. Las ganas se habían convertido en desgano.
2 comentarios:
Y el desgano se convirtió en este texto profundo? Dan ganas de desganarse. Muy bueno, chango.
Coincido con pelado, muy profundo. Sigue escribiendo por favor.
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